Home / ¿Por qué tengo tos?
La tos es un mecanismo de defensa natural que activa nuestro organismo.
Todos conocemos su aspecto más molesto, sobre todo cuando se hace más persistente. En realidad, la tos tiene un papel importante que es necesario
conocer y recordar cuando nos vemos en la necesidad de afrontarla.
Ya sea un acto reflejo o involuntario, la tos no es más que una maniobra forzada para expulsar el aire de los pulmones.
Tosiendo, liberamos las vías respiratorias de las posibles sustancias extrañas y/o irritantes presentes en ellas. La mucosa de las vías respiratorias superiores desempeña un papel particularmente importante. De hecho, es esta nuestra primera barrera protectora. Nada más que entra en contacto con las sustancias irritantes, la mucosa lanza una señal de alarma inflamándose y provocando así la tos.
En algunos casos la tos puede hacerse más persistente y dar la impresión de no querer abandonarnos. La molestia causada por los golpes de tos resulta particularmente desagradable porque se prolonga en el tiempo. Se puede hablar de tos aguda cuando su duración no supera las dos semanas y de tos persistente cuando el problema se prolonga hasta cuatro semanas. La tos persistente puede ser también productiva o seca y puede deberse a diferentes problemas.
La tos se hace persistente cuando se activa una especie de círculo vicioso por el que nos hacemos más susceptibles a situaciones ambientales (frío, ambiente seco y contaminado) que reducen el umbral del estímulo para toser.
Es muy importante tomar en consideración si existen otros síntomas que acompañen la tos. En estos casos es oportuno dirigirse a un médico para identificar correctamente la causa.
Por desgracia, el suplicio de la tos no nos abandona ni siquiera durante la noche. Es más, por la noche puede llegar a ser tan molesto que no nos deja dormir. Esto ocurre tanto en los niños como en los adultos. El continuo estímulo de toser hace que nos despertemos repetidamente e interrumpe nuestro sueño, con repercusiones negativas durante el día.
Pero, ¿por qué tosemos más cuando estamos acostados? Sin duda la posición de acostado, al favorecer la compresión de las vías respiratorias, dificulta la respiración. Sobre todo en presencia de inflamación, flemas y agentes irritantes, el funcionamiento de las vías respiratorias puede complicarse todavía más haciendo que aumente la frecuencia de la tos. Además, durante el sueño se favorece la acumulación del moco en las vías respiratorias y esto produce un fuerte estímulo de toser. La costumbre de respirar con la boca durante el sueño y los ambientes secos también pueden favorecer la deshidratación de las mucosas de las vías respiratorias superiores produciendo irritación y en consecuencia la tos. Por último, la tos nocturna puede ser provocada por el contacto con sustancias irritantes (humo de tabaco) o con alérgenos (componentes de detergentes o suavizantes para la ropa de cama, polen o ácaros en la almohada, …).
A menudo, la tos de nuestros hijos es una fuente de preocupación. Se trata de un trastorno muy común durante la infancia y puede condicionar el día e incluso el descanso de toda la familia. En estos casos es natural preguntarse: ¿qué podemos hacer si el niño tiene tos?
Lo primero que hay que saber es que la tos puede ser un síntoma de distintas patologías, por lo que es importante entender si aparece acompañada de otros síntomas o no.
Muy a menudo, la tos está asociada a infecciones agudas comunes de las vías respiratorias superiores, como enfermedades virales y/o resfriados, y en estos casos no suscita una preocupación especial. Puede haber casos, más limitados, en los que la tos puede indicar la presencia de una condición más grave en curso y por eso es oportuno consultar al médico.
La tos de los niños puede clasificarse de distintas maneras dependiendo de si se toman en consideración las causas que la activan, su duración o sus características.
Si se considera la duración en los niños, llamamos tos aguda a la que no se prolonga durante más de dos semanas, mientras que hablamos de tos crónica cuando dura más de cuatro semanas. Es importante examinar las causas de la tos crónica porque puede estar provocada por patologías específicas, como por ejemplo: reflujo gastroesofágico, asma bronquial, etc.
En su actividad cotidiana, sobre todo durante el período escolar, los pediatras visitan con frecuencia a niños que tienen tos desde hace mucho tiempo, incluso meses. Muy a menudo esta condición no configura formas crónicas, sino que se trata más bien de episodios agudos que se repiten y a veces se superponen por la continua exposición a los microbios a la que se someten los niños que frecuentan las comunidades escolares (los niños pueden tener normalmente hasta 6-8 infecciones respiratorias cada año). Esto se verifica sobre todo en los niños del grupo de edad comprendido entre los 2 y los 4 años. Como para el adulto, se habla de tos seca cuando no hay producción de moco o flemas. Este tipo de tos particularmente molesta es muy frecuente en el niño y está presente, en general, en los primeros días de las infecciones virales de la nariz y la garganta. A continuación, la inflamación causada por el virus hace que la nariz produzca un moco más denso y viscoso que cae de la nariz hacia la faringe, donde se estanca provocando ese tipo de tos que en edad pediátrica recibe el nombre de productiva. La tos productiva del niño (denominada también «húmeda») se debe por tanto a la dificultad del niño para deglutir y/o expectorar las secreciones mucosas que llegan de la nariz.
1. Despejar la nariz: los niños, sobre todo los más pequeños, no consiguen eliminar las secreciones de la nariz y esto acentúa el fenómeno de la secreción retronasal que llega a la garganta.
2. La posición en la que se duerme: la posición de acostado aumenta el estancamiento del moco estimulando el reflejo de la tos.